sábado, 13 de septiembre de 2008

1. UN MONTAJE SIN AUTOR

Quizá uno de los hechos más poéticos y sublimes de la obra de Molière fue la de contar su vida a través del drama y el drama a través de su vida. Murió en un escenario en una representación de El enfermo Imaginario, interpretando un personaje hipocondríaco que escondía sutilmente la hipocondría del propio Molière. Dicha muerte conllevó a que sus restos tuvieran que ser enterrados secretamente, pues en su época por ley, los actores que antes de morir no renegaran de su profesión, no tenían derecho a ser sepultados bajo tierra sagrada.

Para Molière, el drama era la expresión pura de su vida. Recitaba los textos de la misma manera que hablaba en su época, y los utilizaba en plena escena para enviar mensajes directos a sus enemigos y así continuar por medio del lenguaje teatral la constante polémica en la que vivió precisamente por su postura profundamente moralista e irónica a través de la cual parodiaba implacablemente su sociedad sin excluirse él de ella en ningún momento, sino al contrario, exponiendo su esencia al escrutinio de su época.

¿Qué tiene esto que ver con Escuela de mujeres? Todo: En 1662 contrae matrimonio con Armande Béjart a la que dobla en edad y de la que estuvo muy enamorado sufriendo mucho por su causa. Para entonces Molière tenía menos de cuarenta años, hoy sería juzgado un joven… pero en aquella época el término medio de la vida en Francia era de 38 años para un hombre, y de 35 para una mujer; es decir que un cuarentón equivalía a lo que hoy es un septuagenario: un hombre que se acerca a sus límites, un hombre que está en el borde de perderlo todo y que al intentar retenerlo se está exponiendo a la ridiculez y el oprobio de su sociedad. El ridículo de su postura entonces, revela en el fondo la crudeza de su drama sin que ninguno de los dos invalide al otro. Ésta era su gran virtud: a caballo entre el cinismo y el moralismo, Molière entregaba en sus dramas unos protagonistas dotados de plena humanidad, completamente equivocados, pero asimismo cargados de ternura, de amor, de una profundidad en sus convicciones cuyo fracaso se volvía tan cómico como nefasto y tan ficticio como verídico.

Molière se representaba a sí mismo con una honestidad difícil de encontrar en el desafortunado montaje del Teatro Nacional La Castellana, que reduce al protagonista a un imbécil terco, mezcla de teatro con stand up comedy, sin ningún tipo de evolución dramática, totalmente despojado de la vergüenza pública y por lo tanto, despojado del elemento fundamental para que el efecto del ridículo se pueda generar con todas las implicaciones morales que esto debe acarrear en una sociedad que aún hoy continúa censurando a los viejos enamorados de jovencitas como “viejos verdes”, reduciendo una opción de vida marital a un simple problema de sexo. Si queremos montar a Molière y tenemos las agallas de poner su nombre como autor en el programa de mano que el público recibe a la entrada, tendremos que tener también las agallas para escudriñar en su pertinencia actual, en la actual necesidad que tenemos de ridiculizarnos a nosotros mismos, de exponer nuestros vicios morales con honestidad, y no maquillándolos con una supuesta contemporaneidad cargada más de folclorismo comercial, que de compromiso con la sociedad colombiana contemporánea.

3 comentarios:

juan carlos agudelo dijo...

Ya era hora de que se perfilara una opinión, aunque infiltrada y SECRETA, necesaria para la estéril producción de pensamiento y critica teatral o de critica y opinión. Mucho tenemos que aprenderles a los arrogantes argentinos, que en ese tema nos posicionan como tercer mundistas, incapaces de escuchar y reconocer la critica como una herramienta de crecimiento artístico y humano.
Apropósito del comentario sobre el montaje del venerado Pavel, en hora buena se ventila sobre el precario y repetitivo humor farandulero, que como moda hace años paso sin dejar testimonio de contemporaneidad,muy a pesar de los vacíos comentarios y las afirmaciones de quienes lo defendían como la renovación del teatro colombiano, o del supuesto inicio del teatro colombiano, Pavel el salvador, el referente de los truquitos folklóricos en los grandes hitos del teatro, ya era hora de reconocer la poca imaginación del maestro , muy a pesar de que gran parte del publico del norte de la capital aplauda, no se si por protocolo, reflejo o conmoción,
nnnnnnnuevamente una escritura de truquitos y de actores de mucho oficio pero cargados de vicios y manías de principiante farandulero.

El simpatizante SECRETOOOOOOOOOO.

Camilo Jiménez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Camilo Jiménez dijo...

Qué bien que crezcan los espacios de crítica artística en el país: ya que no hay revistas impresas dedicadas en exclusiva a la crítica, que la web sea el lugar para expresar conceptos fundamentados sobre las obras, sean éstas plásticas, literarias, dramáticas, televisivas... Unos conceptos estarán hechos con altura, otros no tanto, y que entre el lector y escoja. Lo que he podido leer acá lo veo ilustrado, bien escrito, con argumentos. (No he leído mucho, la verdad, en el próximo párrafo digo por qué.)

Lo que sí me parece mal, pero remal, de esta iniciativa es que los comentarios sean anónimos. Algunos, como yo, nos negamos a escuchar la opinión de encapuchados, mucho menos a discutir con ellos. Tendré este blog en mis favoritos, pero empezaré a leerlo cuando sepa quién escribe. Adelante.

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Quienes Somos

Somos un grupo de crítica anónima que busca analizar e interpretar las obras de teatro de Bogotá en temporada de una manera totalmente imparcial y rigurosa, con el fin de estimular la depuración de este oficio tanto desde su creación, como desde su apreciación. Creemos que el teatro y el público de teatro necesita volver a la crítica independiente como una forma de aprendizaje por fuera de la banalidad de las reseñas de farándula, y los sectarismos estéticos, buscando un espacio abierto a la discusión, la polémica y el debate como formas de reconocernos como espectadores y artistas dispuestos a crecer y a aprender del juicio de los demás y de nosotros. Por favor opine sobre este espacio, opine sobre el teatro, sobre las obras en cartelera, sobre las críticas que escribimos aquí. Nosotros, y el público y los teatristas estaremos agradecidos de librarnos del cotidiano anonimato teatral y de contar con la total sinceridad de sus aportes.