domingo, 5 de octubre de 2008

4. BIENVENIDA MATRIARCAL

Descubrimos la cocina de una familia estrato medio-bajo; baldosines claros que soportan el comedor y las sillas, una lavadora, una nevera, la estufa y el stand de los platos, también la cómoda para las revistas. La cocina se muestra como el lugar tradicional donde las mujeres del hogar cumplen sus labores domésticas; esta unidad básica no cambia a lo largo de la representación. El espacio determina y mantiene los roles y labores de los personajes; la mujer cocina, el hombre come, la mujer mira revistas, el hombre jamás lava platos y mucho menos saca el pastel del horno.

Aún cuando las versiones de las historias varían y los status de los personajes cambian, se mantiene ese lugar cotidiano dominado por la figura femenina; se evidencia el dominio matriarcal, evidente y literal cuando los electrodomésticos devoran los hombres para intentar subsanar las frustraciones de sus roles frente a la mujer. No obstante, dicho dominio es una legitimación del machismo de la ama de casa que acepta y defiende aquel rol de antemano dado; en contraposición con un juego inútil de poder y razón entre el padre, la madre y el hijo, discutidos en un espacio que desde el inicio establece la voluntad femenina.



Para esta puesta en escena, la literalidad es cómplice de la frustración que refleja la obra, esta cocina y sus objetos hogareños típicos permite identificar la figura de “familia” e intimidad; una literalidad que testifica la disfuncionalidad, las mentiras y deseos reprimidos de los personajes. Es un acierto el espacio que proponen y su diseño; pero dado que la literalidad apoya todas las versiones de la historia, los objetos de la cocina pueden cambiar radicalmente la interpretación del espacio desarrollado y las relaciones entre personajes, pues incluso, hay que tener en cuenta que el uso de muchos de estos objetos, son vedados o restringidos para ciertos personajes (un buen ejemplo es el padre y los alimentos); así como también se encuentran objetos que son desaprovechados funcional y simbólicamente en la escena… la grabadora del hijo rapero se puede explotar mucho más, dado que es un objeto invasor y retador para los personajes… cosas como el cuchillo eléctrico, las revistas, el molde del pastel, los platos de la alacena y hasta el mismo piso faltan ser explotados para confrontar la fidelidad entre objeto-lugar-conflicto-comportamiento del personaje.



A esto se suma que los espacios abstractos que tiene la obra son pocos; y con mayor razón es necesario ser cuidadoso con la literalidad en espacios concretos; puesto que la obra establece que los lugares que no vemos, también deben estar cargados de significado. Un buen ejemplo es el regreso de la hija a casa después de un largo viaje; una mujer joven regresa a un lugar que al parecer no encajaba con ella; es el regreso a un espacio íntimo que atrapa y ordena quién debe hacer qué.


La Bienvenida, puesta en escena por el Teatro R101, necesita arriesgarse aún más con el espacio que crearon, pues tienen muchas posibilidades de experimentación de significados a partir de los objetos que habitan la escena, un objeto no siempre significa lo mismo... y menos en versiones diferentes de un conflicto...

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Somos un grupo de crítica anónima que busca analizar e interpretar las obras de teatro de Bogotá en temporada de una manera totalmente imparcial y rigurosa, con el fin de estimular la depuración de este oficio tanto desde su creación, como desde su apreciación. Creemos que el teatro y el público de teatro necesita volver a la crítica independiente como una forma de aprendizaje por fuera de la banalidad de las reseñas de farándula, y los sectarismos estéticos, buscando un espacio abierto a la discusión, la polémica y el debate como formas de reconocernos como espectadores y artistas dispuestos a crecer y a aprender del juicio de los demás y de nosotros. Por favor opine sobre este espacio, opine sobre el teatro, sobre las obras en cartelera, sobre las críticas que escribimos aquí. Nosotros, y el público y los teatristas estaremos agradecidos de librarnos del cotidiano anonimato teatral y de contar con la total sinceridad de sus aportes.